miércoles, 13 de febrero de 2013

EL ENREDO DE LA BOLSA Y LA VIDA (EDUARDO MENDOZA)


La peluquería, los chinos y la crisis



FICHA TÉCNICA

Título: El enredo de la bolsa y la vida
Autor: Eduardo Mendoza
Editorial: Seix Barral, 2012
Encuadernación: Tapa blanda
PVP: 18,50 €
Páginas: 272
Ebook; 8,49 €






Editorial: Seix Barral, 2015
Encuadernación: Tapa blanda bolsillo
Páginas: 271
PVP: 8,95 €



Vuelve Eduardo Mendoza a retomar su personaje más popular, ese detective sin nombre, y a mostrarnos en medio de la crisis que parece no acabar nunca, a hacernos reír con las aventuras y desventuras de su loco personaje.



EDUARDO MENDOZA


Eduardo Mendoza (Barcelona 1943) es el autor de El enredo de la bolsa y la vida, la última novela que ha publicado. Poca presentación requiere Eduardo Mendoza, pues es uno de los más prestigiosos escritores del panorama literario español actual y poco espacio puede quedarle para guardar tantos premios como ha recibido.

La principal característica de su prosa es su sentido del humor, su capacidad para la ironía y el sarcasmo. Todo ello escrito con un lenguaje sencillo pero en el que podemos encontrar cultismos y arcaísmos que sin embargo no dificultan la lectura de sus novelas.
Unas novelas en las que busca una fácil identificación con sus personajes.


EL DETECTIVE SIN NOMBRE


Así es como el propio autor denomina al protagonista de esta novela. Un personaje que no es nuevo pues ya empezó con el allá por el año 1979 con lo que de momento es una tetralogía compuesta por los siguientes libros:

-El misterio de la cripta embrujada (1979)
-El laberinto de las aceitunas (1982)
-La aventura del tocador de señoras (2001)
-El enredo de la bolsa y la vida (2012)

Lo normal con tanto tiempo transcurrido entre una y otra novela es que tengas el personaje muy olvidado, aunque eso no va a suponer ninguna dificultad para la lectura de esta cuarta entrega. De hecho he leído dos de las tres anteriores y no recuerdo apenas nada de ellas, hasta el punto de que voy a releerlas nuevamente.
El autor es plenamente consciente de este posible desconocimiento u olvido del personaje, por lo que nos da algunas pinceladas del mismo al principio, las suficientes como para que nos hagamos una idea del mismo.
«Lo cierto es, por si algún lector se incorpora al recuento de estas andanzas sin conocimiento previo de mis antecedentes, que en el pasado estuve recluido injustamente, aunque esto ahora no venga a cuento, en un centro penitenciario para delincuentes con trastornos mentales y que dicho centro lo regentaba con carácter vitalicio y métodos poco gentiles el doctor Sugrañes.» (Página 8)


Y un poco más adelante nos hace un resumen de su pasado y su situación actual:
«Desde hacía unos años, y tras unos inicios algo accidentados, de los que en su día deje constancia escrita, regentaba una peluquería de señoras a a que, de un tiempo a esta parte, solo acudía con admirable regularidad un empleado de la Caixa para reclamar las cuotas atrasadas de is sucesivos créditos.» (Página 17)

En realidad estamos ante un detective que no quiere ser tal y de hecho no ejerce de tal sino de peluquero, por más que ahora en su peluquería por cosas de la crisis no tenga a nadie a quien cortar el pelo. Solo trabaja como detective, muy a su pesar, cuando las circunstancias de la vida y sobre todo de los que le rodean le obliga a ello:
«A lo largo de mi existencia me he visto obligado a resolver algunos misterios, siempre forzado por las circunstancias y sobre todo por las personas cuando en manos de estos estaban aquellos.» (Página 124)


ARGUMENTO


No es que su vida no sea un tanto aburrida, con una peluquería en la que no entra ninguna mujer a cortarse o arreglarse el pelo, cosa de la crisis pudiera ser, pero para los chinos del chiringuito de enfrente no hay crisis que valga, que siempre está lleno, pero lo que menos le apetece es meterse en otro fregado.
Pero qué le va a hacer si cuando desaparece su amigo Rómulo el guapo, antiguo compañero de manicomio y que hace poco ha venido a proponerle un negocio sucio pero que le dejaría mucho dinero, un negocio del que no ha querido saber nada, viene a la peluquería Quesito, una chiquilla de trece años, hija de madre soltera y para la que Rómulo era la única figura masculina que sin serlo ni pretenderlo ha ejercido la figura de padre, amigo y mentor para ella. (Otra cosa es que lo que haya aprendido sea a abrir cualquier tipo de puerta con una horquilla).

A esta dura misión no va a ir solo, sino que además de Quesito que es la única que tiene móvil y sabe conducir un coche, poco a poco va a ir reclutando una peculiar tropa, comenzando con el Pollo Morgan, que ha pasado de ganarse la vida como timador a hacer de estatua viviente en La Rambla. Y a falta de una estatua viviente que le sirve como informador, contrata a otra más, Juli un africano que es albino y que se empeña en representar el papel de Ramón y Cajal.
Al grupo se unirá la Moski que tras pertenecer a las juventudes estalinistas vino a España tras la caída del muro en busca de los auténticos revolucionarios y se gana la vida por los chiringuitos tocando un acordeón que cuida más que su figura y cantando (esto último es un decir). Y como hace falta un medio de transporte, la Moski subcontratará a Mahlenik, un repartidor de pizzas.
Completa el grupo Pashmarote Pancha, que se gana la vida con un centro de yoga intentando canalizar la energía de las mujeres.
Como lugar de reunión para el grupo el bar Se vende Perro, regentado por Armengol, encantado de tener algún cliente, aunque sea difícil que logre que estos le paguen algo.


Un grupo de lo más peculiar que en la búsqueda de Rómulo se encontrarán con una conjura internacional en la que pretenden asesinar a Angela Merkel.



EL LIBRO


Debo reconocer que comencé a leer El enredo de la bolsa y la vida con serias dudas, porque lo último que había leído de Eduardo Mendoza, o no me entusiasmo como fue el caso de Riña de gatos, o simplemente me resultó insoportable, como en el escatológico El asombroso viaje de Pomponio Flato.
Aún con eso, mucho esperaba de un personaje del que el propio autor define del siguiente modo: «El detective sin nombre es primo hermano de Gurb».


La comparación no es gratuita, porque esa es la sensación que en muchos momentos tengo al leer al libro: La visión de la vida de este detective, muy bien pudiera ser la de un marciano que acaba de llegar a nuestro planeta.
A esa visión alocada de nuestra situación, hay que sumarle además la de un viejo chino, o la de un presunto guía espiritual, para terminar de completar una novela muy divertida, una terrible sátira de nuestra situación actual.

Hacer una novela al hilo de la actualidad, puede determinar que su vida sea muy corta, que leída pasados unos años y perdidas esas referencias pueda resultar incomprensible o aburrida para el lector que no tenga las claves para desentrañar las comparaciones o las bromas que en ella se gasten. Sin embargo, esta novela en que la crisis en que nos encontramos es el telón de fondo, contiene frases y afirmaciones que son comprensibles no solamente ahora, sino dentro de muchos años. Comprensibles no sólo para un público español, sino para un lector de cualquier país.
Ved si no este más que sangrante comentario sobre el uso del dinero por parte de los ricos en medio de la crisis:
«Era admirable ver como aquellos potentados, tan duramente golpeados por la crisis financiera como acababa de saber leyendo un periódico, seguían manteniendo la apariencia de derroche y jolgorio con el único fin de no sembrar el desaliento en los mercados bursátiles.» (Página 125)


O este análisis de por qué hemos llegado a la crisis, puesto en boca de un chino:
«Occidentales son malos matemáticos. Mira Europa. Por arrogancia pasan de ser conjunto de provincias en guerra y convertirse en imperio. Cambió moneda nacional por euro y ahí empezó decadencia y ruina.» (Página 158)

O puesto en boca del viejo chino, uno de los grandes hallazgos de esta novela, el por qué China se está apoderando del mundo:
«Durante siglos tuvimos dominación extranjera y pasamos hambre que te cagas. Ahora hemos aprendido lección, hemos sabido aprovechar oportunidad y nos hemos hecho amos de medio mundo.» (Página 158)


La visión que el chino nos muestra de la vida, en choque con nuestra concepción de la misma, es otro de los motivos para provocar la hilaridad que provoca el autor:
«Haga como yo: aproveche ventajas ser viejo.
Yo no soy viejo.
Vaya practicando. Secreto para llegar muy viejo es envejecer muy pronto.»
(Página 147)

«Retórica oriental, demasiado sutil, lo reconozco. A menudo no sabes de lo que están hablando y ya te la han metido, como decía Sun Tzu.» (Página 153)



El falso guía espiritual, nos deja también algunas perlas que no tienen desperdicio:
«La filosofía y la religión están muy bien, claro, pero son para los ricos, y si uno es rico ¿para que quiere la filosofía y la religión.» (Página 193)

«Los hombres son más obtusos: el dinero y el fútbol les tienen bloqueados el hipotálamo y no les circulan los fluidos vitales. En cambio las mujeres, en cuanto desconectan el móvil, liberan los poderes de la mente y a la que te descuidas ya han alcanzado la percepción extrasensorial.» (Página 193)


No puede leerse este libro como una novela de intriga normal, aunque tenga intriga. No es una novela negra, aunque beba de sus fuentes. No es una historia real, aunque nada mejor para mostrarnos la realidad que la hipérbole y la exageración, con personajes imposibles, en situaciones absurdas. Tan irreal que termina siendo real como la vida misma.
Por eso resulta tan divertido, porque nos obliga a reírnos de nosotros mismos, de nuestras propias flaquezas, de lo absurda que es en muchos momentos nuestra situación. Porque se ríe de la crisis, con ese peluquero sobreviviendo a la deuda que tiene con la Caixa, sin clientas en la peluquería y teniendo que doblegarse al imperio chino que quiere su peluquería para montar un restaurante chino.
Y si imposibles son las situaciones, más imposibles son aún sus personajes, comenzando por el nombre de los mismos, unos nombres que no son sólo imposibles sino que son un chiste en sí mismos. ¿Qué pensar si no de un gurú que lleva por nombre Pashmarote Pancha? ¿O de un terrorista de nombre Ali Aaron Pilila?


Personajes imposibles, pero no por ello menos entrañables que si fueran reales, porque en el fondo, aunque sean una exageración, no dejan de ser un reflejo de esos personajes extraños y sin nombre que nos rodean por todas partes.



OTRAS PERLAS


Al margen de las ya citadas, os dejo algunas perlas más que podéis encontrar en el libro:
«Tu no sabes quién era Franco, con él no había libertades ni justicia social, pero daba gusto ver la televisión.» (Página 30)

«Con el mismo gusto me habría zampado una ración de sardinas, pero también a eso hube de renunciar porque gastar dinero no entraba en mi presupuesto.» (Página 123)

«El camarero llevaba la cara pintada de negro de resultas del continuo restañar el sudor con el trapo de secar la cristalería.» (Página 234)



IMPRESIÓN PERSONAL


Un libro como este me ha ayudado a reconciliarme con Eduardo Mendoza, hasta el punto de ponerme como objetivo el volver a leer las aventuras de este detective sin nombre, que nos devuelve a ese universo del absurdo que tan bien bordó Mendoza con Gurb.
Un libro que merece la pena leer, porque con el agobio que la situación del día a día nos obliga a convivir, es necesario reírse de la crisis, aunque sea con una Angelita Merkel imposible. Imposible, una palabra que se está repitiendo en esta reseña, pero tras la que se oculta un muy lúcido análisis de nuestra situación y de cómo hemos llegado hasta ella.


Sin duda ha sido una de las mejores lecturas que he tenido en el año 2012. Una novela que se devora en muy breve tiempo y que me ha dejado con una sonrisa en el rostro, con lo difícil que es reír y sonreír con la que está cayendo.



Lectura facilitada por la Biblioteca Municipal de Móstoles




FICHA TÉCNICA

Editorial: Seix Barral
Encuadernación: Tapa blanda
Páginas: 269
PVP: 18,50 €


VALORACIÓN: 10/10






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12 comentarios:

  1. Leí este verano cuatro libros de Mendoza y creo que acabé algo saturada. no lo descarto, pero desde luego no para ahora.
    Besos

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  2. Jou, creo que se ha perdido mi comentario anterior. Decia que de la serie esta solo he leido el del tocador, aunque siempre he querido seguir con ella. Quiza este año, con el reto de negra y criminal me anime del todo. Besos

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  3. Hola! Excelente reseña, todavía no tuve la oportunidad de leer nada de este autor, pero no descarto leer esta saga.
    Besos!

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  4. Pienso que el humor de E. Mendoza es muy personal y que no todo el mundo lo 'pilla'. He probado con él en su faceta humorística y también en otras más serias y no me termina de convencer de ninguna dee las maneras.

    Besos.

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  5. Tienes toda la razón, es un gran mérito hacernos reír en estos momentos, sin embargo lo intenté con Mendoza varias veces y no consigo que consiga en mí ese efecto... Bss

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  6. Yo también tengo ganas de reirme con Mendoza de nuevo. Lo tengo en mi lista interminable de libros por leer y espero poder tener el momento para abordarlo y más leyendo tu reseña.

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  7. Lo tengo pendiente, además después de leer el del tocador de señoras y lo que me reí, no puedo desaprovechar esta ocasión.

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  8. Tengo que volver a leer algo de este autor, que hasta ahora he disfrutado de las novelas suyas que he leído. Y por lo que cuentas, ésta va por el mismo camino.
    Besotes!!!

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  9. Me quiero leer El misterio de la cripta embrujada desde hace muchísimo, no sé por qué aún no lo he hecho. Un saludo

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  10. Me encanta este hombre!!
    Tengo ganas de hacerme con este =)

    Besotes

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  11. Me encanta Mendoza, aunque es cierto que algunas novelas se hacen más difíciles de leer. Sin embargo me gusta lo claro que es, su humor es muy grande aunque no todo el mundo lo alcance. Bicos.

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  12. Llevo con ganas de leer este libro casi desde que salió. Por cierto, menuda reseñaza!!
    Besos,

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